La història de la lectura d'aquest llibre és una petita epopeia. Per dues em va semblar infumable i és que es passa cent pàgines en què no entens res. Però la confiança en Marilynne Robinson i l'estima per aquest raconet de món que eś Gilead m'hi porten per tercer cop i aleshores l'empenta ja és definitiva.
Un cementerio es un lugar extraño para enamorarse, pero lo cierto es que uno de los atractivos de esta novela de Marilynne Robinson es su imprudencia, su coraje, su amor por la contradicción, por lo que no debe de extrañarnos que el amor ocurra entre tumbas. Mala señal, la muerte es su testigo. En esa larga, hermosa escena en la que Jack y Della pasan una noche juntos al pie de los ángeles de piedra, paseándose entre los panteones a la luz de la luna, el lector puede percibir sus devaneos, sus tiras y aflojas, sus avances y sus retrasos, como si los diálogos definieran con su vaivén las diferencias que los separan y a la vez la fuerza de su atracción. No solo es que Jack sea blanco y Della negra, y que en el Sant Louis de los años cuarenta un beso interracial les podía costar la cárcel y el descrédito absoluto por parte de sus correspondientes comunidades, sino también que Jack no cree en Dios y Della es devota, y Jack es un mentiroso, un vagabundo, un canalla con tendencia a desaparecer cuando las cosas se ponen feas, y Della es su reverso, una maestra de escuela con bondad y carácter en las venas, la mujer que puede salvarle. https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20210427/critica-jack-precuela-gilead-marilynne-robinson-11685167
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